Ezequiel 22:30
Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.
Creo firmemente en el poder de la oración porque es la llave que el Señor ha entregado a Su Iglesia para abrir los cielos; y que su presencia y poder se manifiesten a favor de las personas, naciones y familias de la tierra. La oración hace que toda situación que necesite la intervención divina sea transformada y sanada.
Ezequiel habla acerca del pecado y la violencia que vivía en aquel tiempo la ciudad de Jerusalén guardando mucha similitud con los tiempos que estamos viviendo actualmente. El Señor está buscando quien se pare delante de El a favor de la tierra. Uno que haga vallado de protección a favor de los niños, jóvenes y las naciones que impida que el enemigo trate de destruir y anular la bendición y cobertura que el Señor quiere brindar la humanidad.
Hoy más que nunca, la iglesia de Jesucristo debe levantarse e interceder y calmar a favor de la tierra y de toda situación que manifiesta para intimidar, engañar e infundir desesperanza.
Dios busca intercesores; Él es nuestro ejemplo. Cuando nos identificamos con el dolor y carga de los demás, el poder y misericordia del amor de Dios se manifiesta alcanzando el objetivo por el cual intercedemos, entonces, todo cambia.
Recordemos que el amor y la gracia del Señor está por encima de lo que nuestra humanidad puede razonar o hacer. Vemos con mucha frecuencia que el vallado que protege las familias, iglesias y naciones están en condiciones desastrosas. Hoy Dios busca intercesores que puedan velar en la brecha y ayudar a repararla mediante la oración. Una oración de fe puede lograr cambios milagrosos.
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