Si empezamos por definir el término silencio, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, podemos decir que se refiere a la abstención de hablar, falta de ruido, falta u omisión de algo por escrito, entre otras.
En muchas ocasiones como seres emocionales que somos, el silencio viene a ser un elemento que nos afecta, nos lastima y nos produce gran pena. A veces podemos ver incluso como entre los niños como medio de castigo ellos mismos se hacen la “ley del silencio” para mostrar el enojo o rechazo hacia alguien más.
A veces incluso como adultos, recurrimos al silencio ante otros como método de castigo o muestra de enojo y molestia, lastimando así a aquellos que nos rodean y en muchas ocasiones alejándolos y empujándolos a la soledad y tristeza. Cuando alguien importante no nos habla, no nos responde o solo nos aplica la “ley del silencio” sentimos cierto rechazo, tal vez abandono o simplemente nos dejamos de sentir valorados y especiales por esa persona.
Sin embargo, cuando hablamos del silencio de Dios este va mucho más allá. Como hijos de Dios, podemos sentirnos desesperados o abandonados ante el silencio de nuestro Padre, podemos pensar que no presta atención a nuestras necesidades, que no nos escucha o que tal vez no somos tan importantes para Él como quisiéramos.
¡Que equivocados solemos estar! Dios nunca nos abandona, nos ignora o deja de escuchar pues somos sus hijos amados, su más preciado tesoro. ¿Que Dios a veces hace silencio? La respuesta es sí, pero el significado de ese silencio es muy diferente a lo que hemos vivido y conocemos humanamente. El silencio de Dios tiene diferentes significados.
Te comparto algunos de ellos para que nunca pienses que Dios no te escucha. El silencio de Dios te está diciendo:
·Espera, tengo algo mejor para ti.
·Espera aún no estás preparado para este paso y no quiero que te lastimes.
·Esto no te hará bien, no lo quiero para ti.
·Esta no es mi voluntad para tu vida hijo/a mía.
.Estoy preparando algo hermoso para ti que te sorprenderá, no puedes imaginarlo.
.También puede significar: “Haz silencio para que mi voz puedas escuchar” ya que en muchas ocasiones pedimos, pedimos, pedimos y no nos detenemos a escuchar, a ver las señales que Dios nos está enviando y a entender Su perfecta voluntad en medio de ese silencio.
Salmo 62:5 Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios, porque en el está mi esperanza.
Nunca olvides que tal y como dice el Salmo 62:1-2, debemos esperar en silencio delante de Dios ya que de Él proviene nuestra victoria. Sólo el es nuestra roca y salvación, nuestra fortaleza (nuestro lugar seguro) de dónde jamás seremos sacudidos. Dios siempre escucha tus peticiones, tu voz al clamar a él. Conoce de antemano de antemano todas tus necesidades, incluso antes de que las puedas reconocer ya Él tiene la respuesta. Recuerda que Dios siempre te escucha y te escuchará, sólo necesitas ser paciente y aprender a escuchar y entender el significado de Su silencio, mediante el cual siempre nos está hablando. ¿Cómo lo haces? Orando pacientemente, leyendo las Escrituras, esperando siempre en fe, conociendo que grandes cosas hará y conociéndole cada día más.
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